domingo, 13 de diciembre de 2015
Cosas que me encuentro en el buzón II
Estimados señores de la DGT, dos puntos, no me gustan nada sus cartas de amor. Recibí una la semana pasada y, como las anteriores, son prosaicas y faltas de todo tacto. Es evidente que quieren penetrar sin vaselina a mi Ibiza. La flor de sus veinte años recién cumplidos lo hace muy apetecible, pero se podrían calentar un poco más la cabeza o echar mano de los manuales de los trovadores o, más sencillo, contratar a algún poeta muerto de hambre que les redactara sus misivas. Al comenzar a leer una carta siempre me emociono, pero con la suya no ha habido manera. Ni siquiera una presentación, ni una concesión a la cortesía. Y lo último, lo de fotografiar el trasero de su pretendido y mandar la foto es de una falta de delicadeza atroz. ¿Cómo pretenden conquistar a nadie con esos métodos? No pienso venderlo por dinero, no soy un proxeneta ni mi auto es un bujarrón cualquiera que se acueste con el primero que le escribe. Acudir al chantaje y a la extorsión no me parece un método nada erótico y no quiero ni hablar del lenguaje que emplean, plagado de gerundios sin curtir y de anacolutos pasados de moda. No voy a pagar para que ustedes enculen a mi Ibiza, ni tampoco voy a responder con un "pliego de descargo", ni con un "recurso de alzada". No me van a confundir. Tras su intento de relación no hay otra cosa que sexo duro y sin amor. Por sus palabras se trasluce que ningún radar en la carretera puede albergar sentimientos sinceros. Les falta tacto, les falta cariño y les sobran los gerundios. Buenos días, punto y final.
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