viernes, 30 de mayo de 2014
Desnudos
Desnudos,
sobre el alma del piso,
sobre las baldosas del cuerpo,
fuera de las alcobas,
en las plazas públicas,
en los territorios de la vigilia,
en las fondas,
en los escenarios,
en las iglesias,
en las escuelas.
Desnudos,
sin una brizna de hipocresía,
sin una tela de más sobre la piel,
sin cremalleras que cerrar,
sin sepulturas que profanar,
sin hombros,
sin ojos,
sin manos,
solo los labios
y el sexo
para penetrar la falsa
pericia de los sociólogos,
para hurtar de la vista
los tejidos bastos que
solo ofrecen mentiras
de lana.
Desnudos,
con el cuerpo en exhibición,
con los dientes preparados
para morder lenguas
sin patios,
para acariciar los pezones
de la pereza
sin hacer caso de los despertadores.
Desnudos,
para que el abrazo
provoque el escalofrío
del tacto de la piel,
del vello,
de los huesos,
de la luna
del sexo.
Desnudos,
como campos soleados.
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