jueves, 30 de enero de 2014
Cayó y calló Félix Grande
EN RECUERDO DE FÉLIX GRANDE
Hoy, 30 de muerte, se ha callado el poeta,
ha dejado su voz sencilla,
su voz dura de nostalgias
para que la recoja la tierra y haga barro con ella.
Hoy ha muerto el poeta,
el de la cabellera griega, plateada, como un arca siempre abierta.
Hoy se ha callado el hombre que desgarraba ayes de flamenco en la pechera de su camisa
y se congelaba con la locura de su madre.
Hoy, hoy, ha vuelto a morir un poeta
y la tierra se lava las manos en sangre de palabras.
Dos poemas del maestro:
RECUERDO DE INFANCIA
Hoy el periódico traía sangre igual que de costumbre
venía chorreando como la tráquea de un ternero sacrificado
he visto chotos cabras vacas durante su degüello
bajo el agujero del cuello una orza se va llenando de sangre
los animales se contraen en sacudidas cada vez más nimias
de pronto ya no respiran por la nariz ni por la boca
sino por la abertura que la navaja hizo en la tráquea
en la cual aparecen burbujas a cada nueva respiración
a menudo parece que están completamente muertos
y no obstante aún se agitan una o dos veces suavemente
ahora sus ojos ya no miran tienen como una niebla
un teloncillo de color indeterminado que recuerda al ceniza
entonces el carnicero se incorpora con las manos manchadas
y procede a desollar y trocear al animal cadáver
para después pesarlo venderlo en porciones hacer su negocio
hoy el periódico traía sangre lo mismo que otros días
acaso unos cuantos estertores más que de hábito
pero cómo saberlo hay países que no especifican
por ejemplo el departamento de estado no da las cifras de sus bajas
únicamente les agrega apellidos
bajas insignificantes bajas ligeras bajas moderadas
hoy el periódico traía sangre en volumen considerable
y mientras leo pacientemente civilizadamente el intento
de justificación de esos destrozos escrito de sutil manera
recuerdo vacas cabras chotos la gran orza en el suelo
y recuerdo imagino pienso que unos cuantos carniceros
continúan desollando troceando pesando en sus básculas
haciendo su negocio mediante esos pobres animales sacrificados.
POÉTICA
Tal como están las cosas
tal como va la herida
puede venir el fin
desde cualquier lugar.
Pero caeré diciendo
que era buena la vida
y que valía la pena
vivir y reventar.
Puedo morir de insomnio
de angustia o de terror
o de cirrosis o de
soledad o de pena.
Pero hasta el mismo fin
me durará el fervor
me moriré diciendo
que la vida era buena.
Puedo quedar sin casa
sin gente sin visita
descalzo y sin mendrugo
ni nada en mi alacena.
Sospecho que mi vida
será así y ya está escrita.
Pero caeré diciendo
que la vida era buena.
Puede matarme el asco
la vergüenza o el tedio
o la venal tortura
o una bomba homicida
35 ni este mundo ni yo
tenemos ya remedio.
Pero caeré diciendo
que era buena la vida.
Tal como están las cosas
mi corazón se llena
de puertas que se cierran
con cansancio o temor.
Pero caeré diciendo
que la vida era buena:
La quiero para siempre
con muchísimo amor
(La noria, 1974)
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