A
veces (no siempre)
advierto
un vacío
en
medio del vientre
que
intento empastar
con
miga de pan
y
sangre caliente.
A
veces (no siempre)
un
golpe de alcohol
me
rompe los viernes
y
se abre la brecha
que
muerde, que duele,
que
ahonda la herida.
A
veces (no siempre)
escruto
los posos
del
bacín de peltre
y
leo la causa
de
mis padeceres:
la
vida se ahoga
al
oler la muerte.
A
veces (no siempre)
el
último tramo
que
lleva a la nieve
es
senda de piedra
y
brasas ardientes.
Y
yo, sin zapatos,
camino
doliente.
A
veces (no siempre)
con
los pies desnudos
preparo,
inocente,
alfombras
de tinta
para
protegerme.
A
veces (no siempre)
Hay
voces que claman:
“¡Mientes,
mientes, mientes!
Surgen
tus palabras
entre
dientes verdes”.
A
veces, casi siempre,
no
siento lo que digo,
y
el bacín de peltre
denuncia
el embuste
de
mis tibias heces.
A partir de ahora cagaré para adentro, buenísimo.
ResponderEliminarGracias, no es necesario tanto sacrificio, con no mirar es suficiente.
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