domingo, 24 de marzo de 2013
Fotomatón VIII: "Posteridad"
Escribiré una silva
en la espalda de una sirena muerta
para oír mis palabras en el limbo,
para escuchar el rumor de las piernas,
de la vida sin pasos,
del eco de las canciones de seda,
perdidas en el mar.
Sentiré el surco en la piel de las letras,
y verteré lágrimas como escamas
para calmar el ardor de las huellas,
para correr la tinta
para que estas palabras no se lean.
Oiré voces más allá de la orilla
del barquero, ahogadas por la niebla,
y sentiré el silencio
como mordaza necesaria y nueva.
Recogerá el cuerpo de pez lavado
con el gancho afilado de las percas
y no verá su rostro,
ni aún el rastro de mis palabras muertas.
miércoles, 20 de marzo de 2013
Fotomatón VII
Nueva entrega de esta serie. En esta ocasión el relato de Remedios Girón y el poema de Susana González ilustran con palabras la imagen.
El relato de Reme:
Esta es la historia de Juan Gerardo, un hombre que desde niño fue fabricando su futuro, indagando en millones de libros, impulsado por su madre, su única amiga.
Un día en la biblioteca leyendo uno de sus maravillosos libros de anatomía se quedó durmiendo, raro en él, porque los libros eran su única pasión. Empezó a soñar cosas horribles y espantosas, hasta que llegó a un sueño en el que era todo placentero donde aparecía él de pequeño jugando con una pelota mientras que su madre le tejía un jersey. En el siguiente sueño pasaban solamente imagenes de él rodeado de libros, periódicos, enciclopedias... hasta que llegó a una imagen, él de adulto, donde su cerebro era inmenso y muchísimo más poderoso que él. En ese momento salió del sueño y estaba muy asustado y cohibido. Juan Gerardo se dio cuenta de que era un monstruo y de que había desperdiciado su vida, y para qué si estaba solo y a la gente tanta sabiduría le asustaba...
El poema de Susana:
La oveja negra
Solo quieren tejer mentes con malicia,
pretenden que creas una realidad ficticia,
te harán abandonar las ilusiones que tenías
y que no puedas hacer todo lo que darías.
Este circo mediático nos pone mil barreras,
el rico y el político se inventan las
fronteras,
vivimos un teatro donde solo hay apariencias,
donde, como a ovejas, controlan nuestras
conciencias.
Y si quieres puedes ser lo que otros quieren
que seas
mas yo te invito a no seguir en esta realidad
incierta,
no abandones tus sueños y lucha por lo que
quieras
aunque la única manera sea emigrar a otras
tierras.
No sigas al rebaño y haz tu propia vida
porque pelear es nuestra única salida.
miércoles, 6 de marzo de 2013
FOTOMATÓN VII: "El sueño lúbrico de un estudiante de bachillerato"
Séptima entrega de Fotomatón. Les toca el turno a Susana González y a Remedios Girón. Os dejo una imagen sugestiva y un poema que seguro os trae algún recuerdo próximo.
Se me derramó una perífrasis
por la alcantarilla.
Un complemento predicativo
salió despedido por el desagüe,
mientras que una subordinada preguntaba por su función.
Las escuelas se mesaban los cabellos
presagiando un fin trágico
para los análisis sintácticos
y una maestra desnuda
gritaba por las calles anunciando
la hecatombe de las oraciones coordinadas.
Nadie sabía ya qué hacer con los diagramas,
nadie sabía ya cómo nombrar las bandejas bajo los sintagmas.
Todo se hundió con la depresión de los gramáticos,
ni siquiera servían las tisanas de ortografía
ni los emplastos de pragmática textual.
Se desvanecieron los predicados y arrastraron al limbo a los sujetos,
ni siquiera los académicos pudieron rescatar al complemento circunstancial.
Solo las conjunciones sobrevivieron,
solo esos pequeños eslabones
que ya no unían a nadie.
Salieron de la página abrumados por la soledad,
desnudados por la ausencia de los grandes términos que los arropaban.
Cuando solo quedó la "y", abandonada a su suerte en medio del fondo blanco,
se oyó un estruendo de muchachos vitoreando la desgracia.
domingo, 3 de marzo de 2013
"Nubes como piedras"
Descendí con Dante
a las honduras del infierno,
respiré el aire nocivo
pero no sentí el calor del fuego.
Anduve junto a Shakespeare
por las vísceras del hombre,
palpé las inmundicias
pero no olí la podredumbre.
Removí con Quevedo
las cenizas de los muertos,
envolví mis manos en piel de cementerio,
pero no noté la aspereza de la nada.
Malviví junto a Leopardi,
sufriendo a las hordas de bastardos
que no dan ocasión a la bondad,
pero nadie me abofeteó.
Bebí con Baudelaire
los licores del desprecio,
me embriagué con el dolor,
pero no llegué a la ceguera.
Añoré con Cernuda
los labios de la ternura,
y descubrí el odio y el desamor,
pero no se partió el alma.
¡Ay!, pero me di con el mundo
y entonces sí,
me quemé con la maldad,
me asqueó el hedor
de la carne putrefacta,
besé a la muerte con labios de tierra,
me descuartizaron los poderosos,
vomité los ardores de la hipocresía,
me desgarró la deshumanización de la humanidad,
y un río de fuego recorrió las yemas de los dedos
para convertir en piedra las nubes de los genios.
a las honduras del infierno,
respiré el aire nocivo
pero no sentí el calor del fuego.
Anduve junto a Shakespeare
por las vísceras del hombre,
palpé las inmundicias
pero no olí la podredumbre.
Removí con Quevedo
las cenizas de los muertos,
envolví mis manos en piel de cementerio,
pero no noté la aspereza de la nada.
Malviví junto a Leopardi,
sufriendo a las hordas de bastardos
que no dan ocasión a la bondad,
pero nadie me abofeteó.
Bebí con Baudelaire
los licores del desprecio,
me embriagué con el dolor,
pero no llegué a la ceguera.
Añoré con Cernuda
los labios de la ternura,
y descubrí el odio y el desamor,
pero no se partió el alma.
¡Ay!, pero me di con el mundo
y entonces sí,
me quemé con la maldad,
me asqueó el hedor
de la carne putrefacta,
besé a la muerte con labios de tierra,
me descuartizaron los poderosos,
vomité los ardores de la hipocresía,
me desgarró la deshumanización de la humanidad,
y un río de fuego recorrió las yemas de los dedos
para convertir en piedra las nubes de los genios.
sábado, 2 de marzo de 2013
"El éxtasis del silencio"
Era una habitación vacía,
sin esquinas, sin cuadros en las paredes,
sin ruidos, sin ventanas.
En el centro crecía
la nada,
que iluminaba la estancia.
Nadie interrumpía nuestras charlas
calladas,
nadie agredía los oídos.
Todo era oscuridad y silencio.
Me refugié huyendo de las fanfarrias,
de la estridencia, del trasiego de los elefantes,
y me salió una flor en la lengua
con la que adorné el vacío.
Las horas huyeron, se sometieron las voces
al orgasmo plácido
de la soledad.