Aquí os dejo la imagen que deberá servir de inspiración para componer un nuevo poema o un relato corto. Yo he escrito un poema, pero vale cualquier género.
Quería que le escribiera un poema de amor,
pero no quedaba tinta en el tintero.
Me recordó con dulzura
que yo no escribo con pluma.
Quería que le escribiera un poema de amor,
pero se le rompió la punta al lapicero,
Me advirtió, cariñosa,
que traería un cuchillo.
Quería que le escribiera un poema de amor,
pero el ordenador se colgó.
Llegó ella, con retraso,
mostrando un sacapuntas.
Quería que le escribiera un poema de amor,
pero se acabó el papel.
Apareció, diligente, con la sábana blanca del ajuar.
Quería que le escribiera un poema de amor,
salí corriendo y cuando apenas la veía,
grité: "¡Prefiero recitártelo!"
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ResponderEliminarTexto de Álvaro García (1º de bachillerato B):
ResponderEliminarPor aquellos tiempos no había trabajo, poca gente podría decir lo que era, porque no lo cataban hasta ya experimentados. La única salida que vi para tirar de mis 5 hermanos y mis padres era aprovechar lo único que mis confidentes veían bueno en mí, mi habilidad para mantener el equilibrio. Me alisté en unas pruebas para ser admitido en un circo de poca monta cuyo nombre era más raro que un perro verde y más largo que un día sin pan, pero eso no me importaba, solo quería dinero.
Ella desde pequeño siempre me había rechazado, nunca quería saber nada de mi, ni siquiera acercarse o dejarme acercar.
Antes de partir con aquel circo en una supuesta gira por España me decidí a ir a despedirme de ella, la cual yo imaginaba que me recibiría con cara de pitbull y humor de perros.
Le conté mi situación, me sonrió, y me dijo:
- Déjame ir contigo. A lo que yo le respondí:
- ¿Recuerdas de pequeños cuando no querías ni verme?, ahora soy yo el que no quiere verte a ti.
Y me marché con la cara alta, el corazón roto y la autoestima en números rojos.
Relato de Feli, 1º Bto. C
ResponderEliminarHacía poco que terminó la guerra y hacía menos que yo había vuelto a casa, lo primero que hice fue coger mi monociclo.
¡Ay cuánto lo había echado de menos! Mi familia ya hacía tiempo que no la tenía ¡Maldita guerra! ¡Malditos todos! Solo quedábamos yo y aquel monociclo que me había regalado el mejor acróbata, mi padre, el mejor de todos. Porque sí, yo pertenezco a una familia del circo que no menos inferior a otras familias, pero ¡ay pobre de mí, de una burguesa me tuve que enamorar, nuestro amor era imposible pero aún así su recuerdo fue lo que me hizo luchar en esa MALDITA GUERRA.
Hoy al salir de casa solo deseaba que hubiera sobrevivido aquella mujer, aquel amor de primavera, todo lo demás me daba igual, como si era burguesa o campesina en su ventana me plantaría y un beso le daría.
Lástima que esto fuera mi último sueño antes de morir en aquella MALDITA GUERRA.