domingo, 28 de octubre de 2012

FOTOMATÓN "Señores con chistera"

Segunda entrega de este ejercicio literario que, de momento, se presenta con muy buena pinta. En esta ocasión la imagen daba pie para relatos o poemas cómicos o sarcásticos y así ha sido. Aquí dejo el relato de ESTHER GARCÍA CUÉLLIGA, el poema de REGINA CASAMAYOR REQUENA y mi relato. Seguro que os sacan una sonrisa.

El poema de REGINA CASAMAYOR:


Cuantos esbeltos glúteos
que parecen caminar.
No sé de dónde vienen
pero al agua sé que van.

Cuántos perfectos redondos
con un redondo central
(este es un ojo ciego
por el cual no puedes mirar).

Estos hombres con sombrero
son muy finos y elegantes
a los que les gusta dar el cante

Y para terminar,
esta es la frase que debes recordar,
“los culos están mas ricos que el pan”

                                                                          Regina Casamayor Requena

El relato de ESTHER GARCÍA CUÉLLIGA:

En una villa triste. Un hombre pequeño harto de la soledad y de la prohibición de sus tradiciones por un tirano que era malvado, se armó de valor y quiso alegrar la villa. Veía la gente trabajando y sin descansar, a medida que iba avanzando, la cosa iba empeorando. De repente llegó a casa y al escuchar el ruido del agua se dirigió hacia al armario y se acordó de aquella tradición. Entonces cogió el trikini se lo puso sin más y sonriendo por las calles se puso a desfilar, entre gritos iba cantando y a la gente iba animando, parece que aquello iba avanzando. La gente se iba sumando y las casas iban decorando. Al llegar la tarde todos admiraban el paisaje, cantaban mirando al sol, mientras que unos valientes en trikini se dirigían hacia el templo. Sus cuerpos caídos llamaron la atención del tirano y un gran enfado provocaron al ver que la tradición y las fiestas volvían a ponerse en marcha. El tirano mandó a los soldados matar al causante de alboroto semejante. Algo extraño sucedió: los soldados al ver a los valientes caminando por el  puente, escuchando la calma del río y a todo el pueblo cantando, sus corazones se iban debilitando. Pues sin pensarlo dos veces ellos se unieron aquella tradición. A los dioses sacaron del templo y un gran festín comenzó en medio de la plaza, entre bebidas y alegrías todos disfrutaron de aquel día. Del tirano jamás se volvió a saber nada pues los habitantes de la villa lo echaron a patadas, todo volvió a su calma y cada tarde que pasaba los valientes por el puente paseaban y del tirano se acordaban.

Y el mío:

No tenían prisa. Los profesores del claustro de San Clemente decidieron acudir a la fiesta de despedida de los alumnos de 2º de Bachillerato ataviados con sus mejores galas y con la pausa de los que se saben preparados. Se acicalaron y se vistieron un trikini muy apropiado para la ocasión. El toque de distinción lo daba la chistera y el negro riguroso. Realmente la ocasión lo merecía. El tiempo había mejorado mucho, casi parecía verano y el caudal del río Rus rebosaba tras las últimas lluvias. Después de la cena de rigor, todos se bañarían para celebrar que dos alumnos podrían acceder a la selectividad. Los cuerpos fornidos y musculosos de los profesores llamaron la atención en el pueblo. Hicieron el paseíllo tradicional desde el instituto hasta los salones del banquete. Chicos y grandes los jalearon con pasión. Después llegarían ellas. Todos esperaban la sorpresa de su atuendo.

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