Este sosiego limpio que me mece,
esta oscuridad de higueras sin ruido,
este claustro de hiedra detenido,
esta noche de julio que me ofrece
con sus salamandras de piedra blanca
una herida de cielo sin cadenas.
Esta noche, este claustro, estas almenas,
esta sombra tenue que me arranca
la agresiva lanza de la vida,
el martirio incansable del arado,
el yugo, los ronzales y la brida.
Este dulzor de almagre y de pasado,
este hondo corredor que me lapida
entre hilos de silencio bien labrado
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