"Las ratas devoran a sus
congéneres más débiles en caso de necesidad, son desconfiadas, destructivas y
voraces. Los socios de Sucesores de Casto Garcés gozaban del instinto de las
ratas más enconadas, las de cualquier posguerra. Marcelo Atienza lo pudo comprobar
cuando entró en el almacén a los 11 años, tras el encarcelamiento de su padre.
El comercio rural de la España franquista lo vistió y le dio de comer, pero
también le molió las espaldas. Años después, Marcelo recibirá a los espectros
del pasado que removerán la digestión de su memoria y le provocarán el
desasosiego de haberlo perdido todo, hasta el recuerdo. Un recorrido intenso
por la economía autárquica de los abastos de posguerra y por los subterráneos
de una sociedad envenenada. Todo ello narrado desde el humor negro, la ironía y
la intriga".
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