Decir que uno es viudo es declarar que te define tu desgracia. No está bien, porque en este mundo de la adolescencia infinita no es de bue...

  El bar "No Thingan Prisa" está en la calle comercial de Úbeda. Lógicamente, tiene un éxito absoluto de clientela. Ese nombre atr...

Pasaba antes a menudo por el número 103 del Paseo de La Habana, en Madrid. Y he visto hace unos días que el comercio tradicional que funcion...

  Panza de burro es una novela fresca, rica en registros y de una originalidad apabullante. Ayer tuve la oportunidad de verla representada ...

Otra vez de viaje, de nuevo huyendo de mis demonios. Otra vez Sevilla, destino constante de mis últimas escapadas. El sur, tantas veces. Bus...

En España, el verso de once sílabas se empezó a cultivar en serio en el Renacimiento. En los siglos que han transcurrido, esta medida ha hec...

Tendría que pasar los fines de semana junto al brasero, quemándome las pantorrillas y los empeines, mientras les escupo barbaridades a los n...

Estoy tomando una copa en el Kiosko de las Flores. Enfrente, la Torre del Oro y el Guadalquivir, río para mí tan mítico como el Leteo. Por e...

Cuando leo los poemas de Antonio Machado dedicados a su esposa, no me duele su dolor, sino el mío, revivido a partir de la remembranza de Le...

  No siento hogar en ningún sitio. No tengo Ítaca a la que volver. Imaginad que los pretendientes hubieran matado a Penélope y Telémaco hubi...

  Deliciosa película Fuera de temporada. Otra historia de amor, otra. Al leer la sinopsis, no me atraía en absoluto, no sé por qué la he vis...

  El primer piso del instituto más antiguo de Albacete, ahí está mi aula. Alumnos de un nivel desconocido para mí hasta ahora: motivados, in...

  La última vez que estuve en Salamanca, murió Juan Pablo II. Y diréis (o no), ¿por qué recuerdo este dato tan alejado de alguien tan poco c...

  Las palabras te rozan la cabeza, pero no te tocan. Son aves de paso que pueblan el cielo desde el principio de los tiempos. Las palabras v...

  El barrio de La Fuente está desierto. Nadie vive en él, nadie. Las casas, desoladas, con restos de barro, sin voces, sin trinos de pájaros...