domingo, 24 de marzo de 2013

Fotomatón VIII: "Posteridad"


Escribiré una silva
en la espalda de una sirena muerta
para oír mis palabras en el limbo,
para escuchar el rumor de las piernas,
de la vida sin pasos,
del eco de las canciones de seda,
perdidas en el mar.
Sentiré el surco en la piel de las letras,
y verteré lágrimas como escamas
para calmar el ardor de las huellas,
para correr la tinta 
para que estas palabras no se lean.
Oiré voces más allá de la orilla
del barquero, ahogadas por la niebla,
y sentiré el silencio
como mordaza necesaria y nueva. 
Recogerá el cuerpo de pez lavado
con el gancho afilado de las percas
y no verá su rostro,
ni aún el rastro de mis palabras muertas.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Fotomatón VII




Nueva entrega de esta serie. En esta ocasión el relato de Remedios Girón y el poema de Susana González ilustran con palabras la imagen.
El relato de Reme:

Esta es la historia de Juan Gerardo, un hombre que desde niño fue fabricando su futuro, indagando en millones de libros, impulsado por su madre, su única amiga.
Un día en la biblioteca leyendo uno de sus maravillosos libros de anatomía se quedó durmiendo, raro en él, porque los libros eran su única pasión. Empezó a soñar cosas horribles y espantosas, hasta que llegó a un sueño en el que era todo placentero donde aparecía él de pequeño jugando con una pelota mientras que su madre le tejía un jersey. En el siguiente sueño pasaban solamente imagenes de él rodeado de libros, periódicos, enciclopedias... hasta que llegó a una imagen, él de adulto, donde su cerebro era inmenso y muchísimo más poderoso que él. En ese momento salió del sueño y estaba muy asustado y cohibido. Juan Gerardo se dio cuenta de que era un monstruo y de que había desperdiciado su vida, y para qué si estaba solo y a la gente tanta sabiduría le asustaba...


El poema de Susana:

La oveja negra


Solo quieren tejer mentes con malicia,
pretenden que creas una realidad ficticia,
te harán abandonar las ilusiones que tenías
y que no puedas hacer todo lo que darías.
Este circo mediático nos pone mil barreras,
el rico y el político se inventan las fronteras,
vivimos un teatro donde solo hay apariencias,
donde, como a ovejas, controlan nuestras conciencias.
Y si quieres puedes ser lo que otros quieren que seas
mas yo te invito a no seguir en esta realidad incierta,
no abandones tus sueños y lucha por lo que quieras
aunque la única manera sea emigrar a otras tierras.
No sigas al rebaño y haz tu propia vida

porque pelear es nuestra única salida.

miércoles, 6 de marzo de 2013

FOTOMATÓN VII: "El sueño lúbrico de un estudiante de bachillerato"




Séptima entrega de Fotomatón. Les toca el turno a Susana González y a Remedios Girón. Os dejo una imagen sugestiva y un poema que seguro os trae algún recuerdo próximo.


Se me derramó una perífrasis
por la alcantarilla.
Un complemento predicativo
salió despedido por el desagüe,
mientras que una subordinada preguntaba por su función.
Las escuelas se mesaban los cabellos
presagiando un fin trágico
para los análisis sintácticos
y una maestra desnuda
gritaba por las calles anunciando
la hecatombe de las oraciones coordinadas.
Nadie sabía ya qué hacer con los diagramas,
nadie sabía ya cómo nombrar las bandejas bajo los sintagmas.
Todo se hundió con la depresión de los gramáticos,
ni siquiera servían las tisanas de ortografía
ni los emplastos de pragmática textual.
Se desvanecieron los predicados y arrastraron al limbo a los sujetos,
ni siquiera los académicos pudieron rescatar al complemento circunstancial.
Solo las conjunciones sobrevivieron, 
solo esos pequeños eslabones
que ya no unían a nadie.
Salieron de la página abrumados por la soledad,
desnudados por la ausencia de los grandes términos que los arropaban.
Cuando solo quedó la "y", abandonada a su suerte en medio del fondo blanco,
se oyó un estruendo de muchachos vitoreando la desgracia.

domingo, 3 de marzo de 2013

"Nubes como piedras"

Descendí con Dante
a las honduras del infierno,
respiré el aire nocivo
pero no sentí el calor del fuego.
Anduve junto a Shakespeare
por las vísceras del hombre,
palpé las inmundicias
pero no olí la podredumbre.
Removí con Quevedo
las cenizas de los muertos,
envolví mis manos en piel de cementerio,
pero no noté la aspereza de la nada.
Malviví junto a Leopardi,
sufriendo a las hordas de bastardos
que no dan ocasión a la bondad,
pero nadie me abofeteó.
Bebí con Baudelaire
los licores del desprecio,
me embriagué con el dolor,
pero no llegué a la ceguera.
Añoré con Cernuda
los labios de la ternura,
y descubrí el odio y el desamor,
pero no se partió el alma.
¡Ay!, pero me di con el mundo
y entonces sí,
me quemé con la maldad,
me asqueó el hedor
de la carne putrefacta,
besé a la muerte con labios de tierra,
me descuartizaron los poderosos,
vomité los ardores de la hipocresía,
me desgarró la deshumanización de la humanidad,
y un río de fuego recorrió las yemas de los dedos
para convertir en piedra las nubes de los genios.

sábado, 2 de marzo de 2013

"El éxtasis del silencio"


Era una habitación vacía,
sin esquinas, sin cuadros en las paredes,
sin ruidos, sin ventanas.
En el centro crecía
la nada,
que iluminaba la estancia.
Nadie interrumpía nuestras charlas
calladas,
nadie agredía los oídos.
Todo era oscuridad y silencio.
Me refugié huyendo de las fanfarrias,
de la estridencia, del trasiego de los elefantes,
y me salió una flor en la lengua
con la que adorné el vacío.
Las horas huyeron, se sometieron las voces
al orgasmo plácido
de la soledad.

sábado, 23 de febrero de 2013

FOTOMATÓN VI "La soledad y el cirujano"


Sexta entrega de "Fotomatón". En esta ocasión les toca el turno a las alumnas de 2º de Bachillerato B, Alba García y Anabel García. También dejo la fotografía que debe inspiraros y un poema mío de ejemplo, más bien de mal ejemplo porque la mirada de esta niña rompe todos los cristales y todas las palabras:

El relato de Anabel García:

Los días, las semanas, los meses, iban pasando y él no volvía a casa, pero su pequeña nunca se rendía. Él se había marchado a la guerra tres meses atrás, se había despedido con un “hasta pronto”, pero su día de regreso nunca llegaba. La niña veía todas las horas del día pasar frente a esa ventana, y cada segundo su mirada perdía un brillo de esperanza por volver a verlo con vida. No hacía caso a nadie, a su madre, a sus hermanas, a nadie. Estaba sola, lo sabía, nadie creía que su padre volvería a casa. Pero ella era fiel a su palabra, le prometido a su padre que lo esperaría, y ahí estaba, esperando lo inesperable. Las semanas continuaban pasando, llegaban noticias de que la guerra estaba terminando, los soldados iban muriendo, su país iba perdiendo y nadie quería ir al campo de batalla, la guerra estaba acabando con las esperanzas de toda la población, menos con las de esa niña. Ya había pasado un año, la niña no se había separado de esa ventana, crecía, vivía y soñaba embobada en ese cristal. Pero un día, cuando nadie lo esperaba su padre regresó, ella fue la primera que lo vio, asomada a esa ventana, cuando la recibió con un abrazo ella le susurró: “Te he estado esperando asomada a esa ventana, tal y como prometí”. 

El poema de Alba García:


Tétrico paraje, oscura bruma,
te observo desde dentro,  grande luna.
Ojos cerrados, mirada oscura.
Aquí espero abandonar,  locura.
Lo de fuera es solo  espejismo
por eso mi propósito es destruirlo.
Pasiones desgarradas recorren mi mente,
mas lo hecho, hecho está,
y no puede retraerse.
Lamentará haberme hecho daño
pero para entonces ya todo habrá acabado.
Te observo, grande luna, desde  dentro
pero no será ya por mucho tiempo.

Y el mío:


Cuando la soledad me abraza
y me mece en su indolencia,
paro a contemplarme
y la mirada huye
hasta situarse frente a mí.
Mi mirada es de otro, de un
cirujano cínico que,
con agudo bisturí,
analiza mis pasiones
y mis odios,
lava mis tripas bajo el grifo
de la burla,
rasga la piel hasta desangrarme
en insignificancia.
Me hiela su mirada...
Cuando el pitido del electro
ya no fluctúa,
me lanzo contra el médico desalmado,
lo engullo,
y salgo a la calle
en busca de refugio.

lunes, 4 de febrero de 2013

Propuestas de regeneración cívica desde un blog gallego con BILIS

Desde este blog gallego:
Propuestas de regeneración cívica desde la escuela partiendo de estrategias que combinan literatura, historia y actualidad se hace una propuesta de trabajo académico para reflexionar sobre la corrupción y sus miserias. Os dejo un extracto del artículo:


Para eso podemos echar mano de lo aparecido diariamente en los medios de comunicación y hacer un ejercicio de lectura y análisis crítico de lo ofrecido desde la literatura, desde las páginas del análisis histórico y desde las portadas, las pantallas y los twits. Como buscar citas en el Lazarillo, el Buscón, el Quijote o La familia de Pascual Duarte es un camino habitual y accesible, incluso desde las páginas de los propios libros de texto, ofrezco a continuación una cita de una obra de José Urbano Hortelano, escritor manchego y compañero docente, tituladaBilis y publicada en junio de 2012. En el fragmento, a manera de reflexión retrospectiva,  el protagonista analiza la actitud colectiva de todos los trabajadores de Sucesores de Casto Garcés, un almacén de venta al por mayor y al detall durante la postguerra:
Mucho tiempo después, al ver los análisis económicos de aquellos años, caí en la cuenta de que no hacíamos nada del otro mundo: la España de la autarquía sobrevivía así. El almacén no era un negocio que funcionara por el bien común, sino un gallinero sin bardas, abierto al saqueo de los zorros que gobernaban el corral. Cada uno de los socios robaba lo que podía y utilizando el ingenio del que disponía: unos se quedaban directamente el dinero que cobraban, otros se ponían de acuerdo con los compradores para falsificar las facturas, muchos birlaban alimentos que luego revendían en el mercado negro… Ninguno de ellos recriminaba nada al de al lado porque todos actuaban guiados por los mismos vicios: la angustia del hambre, la codicia y la mala intención. Un pacto tácito provocaba momentos cómicos como el de aquel socio que, con el guardapolvo totalmente empapado por la grasa de un pedazo de tocino que llevaba en el seno, salía del almacén por la puerta principal, a la vista de todos, sin que nadie pareciera advertir el rastro que iba dejando a su paso. La torpeza no acabó ahí, Emilio Poves cayó al suelo, después de resbalar con la grasa que de él mismo rezumaba. La pieza de tocino se le salió por debajo del guardapolvo. Hasta el mismo don Ramón Servil se acercó para levantarlo e ignoró el usufructo del hurto. Todos callaban, pensando, si tú te llevas el tocino, yo mañana me llevaré el magro y a mí por lo menos no me chorreará por las perneras del pantalón.
El fraude era el marchamo de la casa, grabado con lacre en la actuación de los dependientes, y eslogan sin letra de molde de Sucesores de Casto Garcés: para sacar mayor beneficio y burlar a la Fiscalía de Tasas (que regulaba los precios de los productos de primera necesidad), se sangraban con ganchos los sacos de arroz y de azúcar; los de 60 kilos pasaban a ser de 58. Luego, el tendero al que se le vendía la mercancía, también hacía su propia sangría, con lo que el kilo de aquellos años de racionamiento posiblemente no llegara a 800 gramos. Nadie sabía de estos manejos, nadie hablaba de ellos, pero se hacían de forma tan escandalosa que a veces provocaban la vergüenza silenciosa de los que pasábamos por allí y contemplábamos las prácticas fraudulentas.

domingo, 3 de febrero de 2013

FOTOMATÓN V: "Un poema de amor"

Ya tenemos aquí las dos nuevas composiciones de "Fotomatón". En esta ocasión, un soneto de Victoria Cuélliga (2º de Bachillerato B) y un relato de Ainhoa Montoya (2º de Bachillerato C). Dos ejemplos muy distintos (uno, un poema en formato clásico; otro, un relato melodramático) sobre un mismo punto de referencia.

El soneto de Victoria:

Nunca una ventana fue tan deseada
en aquel roído callejón de olvido,
mas, ¿qué olvido? Soy yo a ti adherido
y eres tú, dulce locura soñada.
Bendito magnetismo de nuestros labios,
bendito por unirme a tal fortuna,
pues no la sentí, como a ti a ninguna,
mas el amor no entiende de horarios.
Jamás envidié tanto a una ventana,
pues ella te ve amanecer, anochecer…
Y vuelvo a odiarla así, por ser tan lejana.
Ahora ella parece desaparecer,
despierto junto a ti cada mañana,
y mi único deseo es allí perecer.


El relato de Ainhoa:

Todo comenzó cuando James empieza a trabajar en la fábrica del padre de Annie. En el primer momento en que la vio supo que esa chica rubia con ojos claros sería una persona importante para él en un futuro. James era un hombre de 25 años, de familia humilde. Annie, dos años menos que James, de familia importante y privilegiada la cual quería casar a su hija con un hombre adinerado. Ella no era de ese tipo de personas, ella veía mas allá de las clases sociales de la época. Y así pasó cuando vio a James. Poco a poco empezaron a conocerse, a hablar más a menudo, siempre a escondidas de su padre. A las pocas semanas James y Annie comenzaron una relación, se querían muchísimo hasta el punto de hacer lo imposible el uno por otro, vaya que si lo harían.
Los padres de Annie empezaron a buscar un marido para su hija y Annie vio que llegaba el momento de arriesgarse y hablarles de su relación con James. Sus padres siempre estuvieron en contra de dicha relación y no querían verlo ni que se les relacionaran con él, pero veían a su hija feliz, y eso es lo que les importaba.
Después de un año, Annie se puso enferma. Empezaba a quedarse ciega poco a poco y tenía unos fuertes dolores de cabeza. Sus padres no podían con esa situación y buscaron a los mejores médicos para operarla, pero ninguno se arriesgaba a ello por la complicación que acarreaba. Por otro lado, James se sentía fatal, inútil al no poder hacer nada por el amor de su vida. Se armó de valor y se fue a Estados Unidos después de haber trabajado mucho y conseguir dinero para estudiar medicina y poder ser él quien operara a Annie. Para él fue todo un reto ya que por la muerte de sus padres no pudo tener un buen nivel de estudios. Después de mucho sacrificio y de intentos fallidos hasta que consiguió su propósito, se sacó la carrera y se especializó en oftalmología siendo una eminencia en ese campo. Cuando volvió, el padre de ella no quería poner a su hija en manos de James, pero se enteró del reconocimiento por parte de otros médicos. Finalmente fue él quien operó a Annie. La operación fue todo un éxito y viendo al esfuerzo y el amor que tenía por su hija, los padres le aceptaron como un buen marido para su hija.
La historia de James y Annie fue un ejemplo de superación, no hay límite para el amor y éste te hace hacer cosas que jamás podrías llegar a imaginar. El amor todo lo puede.

jueves, 31 de enero de 2013

"El Gambitero 2013"

Por los pelos, pero este año también vamos a intentar elaborar un periódico para participar en el concurso "El País de los Estudiantes". Nueva página, nueva maquetación y menos tiempo que nunca. Solo las ganas de algunas alumnas de 2º de Bachillerato han impulsado el comienzo. A ver dónde llegamos. Aquí dejo el vídeo de presentación del programa que está en la página de "El País de los Estudiantes", en el que aparece nuestro Gambitero como periódico destacado de ediciones anteriores.

lunes, 14 de enero de 2013

Desde Shakespeare, con pasión


De Romeo extrajo fuego y palabra,
de Hamlet, una angustia insoportable,
de Macbeth, una gran mueca macabra,
de Cáliban, la fantasía amable.

Todo amanecer es campo inestable
desde la noche en que su verso labra
un amor, una muerte y lo mudable
de la vida toda en total palabra.

Si te yergues del hombre por encima,
lo verás, bien armado con su pluma,
arañando el espíritu que anima,

con trazo de salada hiel y espuma,
labios como lanzas, sangre de rima, 
y la escena como herida que abruma. 

domingo, 13 de enero de 2013

FOTOMATÓN V: "Un poema de amor"

Aquí os dejo la imagen que deberá servir de inspiración para componer un nuevo poema o un relato corto. Yo he escrito un poema, pero vale cualquier género.



Quería que le escribiera un poema de amor,
pero no quedaba tinta en el tintero.
Me recordó con dulzura 
que yo no escribo con pluma.
Quería que le escribiera un poema de amor,
pero se le rompió la punta al lapicero,
Me advirtió, cariñosa, 
que traería un cuchillo.
Quería que le escribiera un poema de amor,
pero el ordenador se colgó.
Llegó ella, con retraso, 
mostrando un sacapuntas.
Quería que le escribiera un poema de amor,
pero se acabó el papel.
Apareció, diligente, con la sábana blanca del ajuar.
Quería que le escribiera un poema de amor,
salí corriendo y cuando apenas la veía,
grité: "¡Prefiero recitártelo!"

sábado, 12 de enero de 2013

FOTOMATÓN (IV): "Un cambio de look"


Primeras entregas del año en FOTOMATÓN. En esta ocasión un poema de Antonio Molina (2º de Bachillerato C) y un relato de Irene Coso (2º B) ilustran la imagen elegida.

El poema de Antonio:

Bajo el pelo escaso y blanquecino,
se descubría un anciano bondadoso.
Incontables arrugas de sol, lluvia y viento
labraban en todas direcciones su rostro.
Nadie intuía el secreto que escondía
el viejo, en apariencia, rudo y tosco.

El peso de los años y unos aros tiraban
de las pieles flácidas de sus pechos y sus brazos.
Su torso era un viejo lienzo dibujado
con rostros de trazos picassianos,
un “Guernica” proclamando:
el espíritu no sucumbe
a las arrugas de los años.

El viejo, en apariencia, rudo y tosco,
desnudaba el secreto que escondía. 

El relato de Irene Coso:


En un pueblo pequeño y acogedor de Galicia vivía un señor llamado Calixto. Era un hombre muy adinerado y con un gran poder sobre la zona, su finca se encontraba en un bello valle rodeado de unas casitas donde vivían sus criados. Un  día Calixto lleno de aburrimiento decidió hacer una fiesta, se lo comunicó a sus sirvientes y estos la prepararon con mucho esmero y entusiasmo  ya que hacía mucho tiempo que no se celebraba  una. Llegado el día tan esperado, Calixto se vistió con sus mejores ropas y salió a la puerta a recibir a todos los invitados, ya que eran las personas más importantes de la zona: la familia Mendoza, la familia Aguilar, la familia Castaño… Durante el festejo, mientras que las damas charlaban y paseaban a sus hijos pequeños, los hombres jugaban al póker. Calixto era la primera vez que jugaba a este juego, a diferencia de sus invitados, como consecuencia se enganchó tanto que se apostó todo lo que tenía hasta quedarse sin un duro, no tenía nada que apostarse lo había perdido todo y por ello propuso jugar la última partida, si ganaba recuperaría todo lo perdido y si perdía prometió tatuarse y perforarse el cuerpo ya que para esa clase social eso lo veían como algo macarra y sucio. Calixto perdió y no tuvo otra opción que tatuarse y perforarse el cuerpo sus oponentes al ver la valentía de Calixto al cumplir la apuesta le devolvieron todos sus bienes y a partir de entonces, Calixto no volvió a jugar.

lunes, 7 de enero de 2013

Libros más vendidos de 2013

No esperes a final de año para conocer la lista de libros más vendidos. Hoy, enero de 2013, puedes conocer los 5 títulos que más se venderán este año. Impresiona a tus amistades, incluso a tertulianos e intelectuales, reseñándoles las obras que todavía no han salido al mercado y que van a convertirse en éxitos editoriales indiscutibles:

1. Memorias de un mandril, de José Mari de la Selva. Un testimonio imprescindible de uno de los grandes protagonistas de nuestra historia reciente contada por él mismo.





2. Al salir de la cuna, de Pablito. Una aventura que retrata la sociedad española de la crisis con toda crudeza y aporta las previsiones para los próximos 134 años.






 3. La felicidad de la mujer, de Benedicto, Ahmad y Netanyahu. Tres prohombres de nuestra espiritualidad se unen para alabar los beneficios que la mujer ha extraído siempre de las congregaciones religiosas.












4. Hamlet, de Ana Rosa Quintana. La experimentada presentadora del corazón vuelve con una obra trágica que seguramente no será del gusto del público, pero el nombre de la autora hará que se venda como rosquillas.







5. Las cincuenta más zorras del rey, de Pilar Urbano. De nuevo, la biógrafa oficial del monarca se lanza a la más intrépida de sus historias, en donde intentará captar la atención, no solo de los monárquicos, sino también de amos de casa desahuciados y borrachos.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Gobernados por los porqueros


¿Y nos extraña estar gobernados por los porqueros?..., nos gusta, y mucho, la basura.
Nos rodeamos de tertulianos en las radios que nos ofrecen lo más selecto de su "hechura", de su comida amasada con desperdicios: con peladuras de patatas, guisos a medio comer, hojas podridas de lechuga y manzanas agusanadas. Degustamos el manjar de la comida reciclada y la oímos en todas las emisoras a las mismas horas, mientras cientos de periodistas recién salidos de las facultades vagan por las calles solicitando un trabajo de oficinista.
Nos quedamos absortos con las excelencias de la programación televisiva, nos revolcamos en el barro de los programas con formatos mecánicos, infantiles y que animan nuestra tendencia enfermiza al cieno y al lodazal. Mientras yacen medio sepultadas las excelentes creaciones que no son dignas de nuestros hocicos.
En cuanto podemos, si hemos tenido una formación suficiente, nos asomamos a los libros y compramos con las pezuñas llenas de barrillo, los títulos que nos ofrece el márketing más avanzado, elaborado en las pocilgas de los más pudientes. Hozamos entre las páginas de autores salidos de los programas de corazón o alimentados por la mojigatería americana, por la religiosidad vaticana o por la popularidad del poder. Todo son excelencias literarias en los rankings de libros más vendidos. Los escritores de verdad han desaparecido, los ha absorbido nuestra atracción por los gruñidos.
Y si el sueldo nos lo permite, salimos a la calle y nos revolcamos en los escaparates de las tiendas de moda o vamos a un cine a ver lo último que se ha anunciado en televisión o a que nos repitan alguna historia con final feliz y poca complicación que nos permita comernos nuestras palomitas con la cabeza vacía y medio amodorrados.
 ¿Y nos extraña estar gobernados por los porqueros?..., nos gusta, y mucho, la basura.

"Desde la otra orilla" de Juan Goytisolo


Un artículo apátrida y de renuncia de un escritor iluminado por el genio y la vejez:

Cuando el pasado otoño me asomé al mirador tangerino de la Hafa descubrí que al otro lado del Estrecho, envuelta en una densa niebla, la península Ibérica había desaparecido del lugar que ocupaba. ¿Se había desprendido del continente, como en La balsa de piedra de Saramago, y navegaba a océano traviesa a mil leguas de la Europa de Bruselas, del BCE y de la Dama de Hierro alemana? ¿Con Portugal, o sin él? ¿Con Cataluña, Euskadi y Galicia, o sin ellos? ¿Hacia qué punto de destino? No lo sabía, pero mi alivio era inmenso.
Lejos, cada vez más lejos, cesaba de ser una carga fatigosa para mí. Atrás quedaban los tótems de patria y nación, de las identidades exclusivas y fijas. Atrás el relato histórico español y los inventados en contraposición a él. Los orígenes edénicos, emociones profundamente arraigadas, manipulaciones interesadas de antiguos triunfos y derrotas, los himnos cantados con voz bronca y la mano en el corazón.
Atrás, muy atrás, la funesta retórica imperial, los agravios seculares, el perdurable victimismo. La ocultación interesada de cuanto no cuadra con el sagrado texto fundacional. La exaltación coreográfica del mito. Una península sin moros ni judíos. La España Una a mamporrazos, Grande en miniatura, la Libre encarcelada: la del descubrimiento y conquista del Nuevo Mundo, del Dos de Mayo, el Movimiento Salvador, la ilusoria Transición democrática. Y sus distintas variaciones sinfónicas: la del aciago 11 de septiembre en el que el Borbón aplastó a Catalunya; la abolición del reino de quienes dicen descender en línea recta de los celtas; la fábula de Amaya o los vascos del siglo octavo y las fanLas nieblas del Estrecho ocultaban la vista de la península. ¡Apátrida al fin! tasías idílicas de Sabino Arana.
¿Cómo expresar la dicha que me embargaba? ¡Apátrida al fin! ¡Ajeno al redil de los puros: los Auténticos finlandeses, austríacos, holandeses, rumanos! ¡Al imperativo nacional de hungarizar a los gitanos y españolizar a los catalanes! A una distancia salvadora de la neonazi Aurora Dorada que evoca a la crepuscular humareda humana de los quemaderos. De la Europa del Miedo, presta a expulsar de su seno a los extranjeros que vienen a robar el trabajo a los suyos y a aprovecharse de sus prestaciones sociales a costa del erario público. De ese espacio común de los Veintisiete sometido a la ley de los expoliadores y fulleros. De unos Gobiernos sumisos a los mandamientos del cruel dios Mercado y de sus venales agencias de calificación. De unas sociedades en las que la palabra democracia ha sido vaciada de su sustancia. De unos partidos políticos en cuyos programas nadie confía ni cree. De unos dirigentes atentos al provecho de sus insaciables bolsillos y no a las necesidades de quienes ingenuamente les votan. De unos países en los que se premia a los corruptos y se arroja a la calle a millones de ciudadanos en nombre de una intangible austeridad que no afecta a los menos pero hunde en la miseria a los más. Del reino de los desahucios diarios y la represión con balas de caucho –quién sabe si un día con fuego real– de quienes se manifiestan indignados y piden un cambio, pero sin saber cuál.
Sentía la alegría de un ochentón liberado de los grillos que le encadenaban a unos principios de noble fachada a los que se había opuesto sin éxito a lo largo de su vida. Libre de ser un individuo a secas, no el miembro de una tribu. De disentir de la unanimidad castiza y de poner letra a la música consensual del día. Miraba y remiraba la opaca masa de nubes que cubrían el Estrecho y velaban la vista de la otra orilla. Todo cuanto resumía a sus ojos lo tenido por propio —las identidades a prueba de milenios—, se había esfumado de golpe y la balsa de piedra bogaba a gran distancia de un continente en baja irremediable en términos de primacía y peso. No le importaba saber el rumbo. No quería mapas ni cuadernos de bitácora. Le bastaba saber que no estaba allí ni le oprimía con su carga heredohistórica.
Me había ganado a pulso el derecho de ser yo mismo, sin redil alguno. Tantos y tantos esfuerzos de trabajo diario, tantas y tantas páginas escritas, tachadas, rehechas para zafarme de lo que me constreñía. Pensaba en mi ya remota infancia. En la escalada a una edad sin el despreciable arribismo juvenil, espíritu de clan, rivalidad ni fratría. Con la conciencia neta de que todo triunfo aparente se convierte en derrota íntima. ¡Fuera, todo fuera! Desposeído voluntariamente. Con un equipaje cada vez más ligero y la ineludible, pero feliz responsabilidad del destino de mis nietos marrakchís adoptivos. Con el distanciamiento que procura la edad. Cruces y rayas a las etapas de un periplo muerto. A sobrevuelo. Con la insoportable “levedad del ser”. Del bienser, no del bienestar. De asumir el ya breve futuro como mejora moral. ¡Qué discreta felicidad! ¡Qué descanso! Cerré y abrí una vez más los ojos: la bruma seguía venturosamente allí y todo lo borraba.