domingo, 20 de mayo de 2012

En el barranco de Víznar, en Granada, un grupo de estudiantes y profesores de San Clemente y de Ordizia rendimos homenaje a la figura de Lorca y de todos los poetas del 27. Os dejo un poema que leyeron dos de mis alumnos rodeados de un silencio estremecedor:


PARA FEDERICO, LUIS, VICENTE, RAFAEL Y LOS AMIGOS DE ORDIZIA

Si Lorca nos oyera,
si Cernuda viviera por escucharnos,
abrirían la tierra
que enmudece sus labios,
y descenderían por las laderas
sus recuerdos amargos
para ser enterrados.

Si Alberti fuera el viento,
si Aleixandre pudiera abrir los años,
no estarían perdidos
en la arboleda, en llanto,
y no habría destrucción, sino amor,
y lloverían labios
para ahogar las espadas.

Les gustaría ver
cómo nos perdemos entre sus cantos,
cómo hasta Andalucía
llegamos para amarlos,
sudamos por conseguir una huella
de sus ilustres pasos,
de sus nubes y llamas.

Sentirían la flor
de juventud de nuestros abrazos,
la alegría nueva
que ellos no gozaron,
el deseo de manchegos y vascos
más realidad que nunca,
por ellos levantada.

Si los vemos y oímos,
no han muerto porque están en nuestras manos,
si aún los sentimos,
es que no han acabado
porque oímos su llanto.



miércoles, 16 de mayo de 2012

"Ardiente mar"

Poema escrito en el Puerto de Santa María, sobre la arena hirviendo de su playa, con cincuenta muchachos alrededor y junto a la vela de Alberti:



Ardiente rompe el rumor del mar
riendo entre los remos.
Ardiente sorbe el seso el sol
en el sopor de las sienes.
Ardiente bebe el mar la brisa
y lo borda en las bocas.
Ardiente niega la arena las nubes
y navega ardiente en los nudillos.
Ardiente sol, ardientes arenas,
dejad a la brisa y al mar
que arrastren nuestras "caenas".

jueves, 10 de mayo de 2012

Suave se ocultó la noche


Suave se ocultó la noche,
nadie se opuso a la aurora,
ni siquiera los amantes
de semilla, sangre y sombra,
tampoco los panaderos,
de pala, puño y pistola,
ni aun ladrones y asesinos
que matan, sueñan y roban.



Dócil llegó la mañana
para alejar las alcobas
de los perfumes intensos
del amor y de las lobas,
para ahuyentar el calor
de harina de las tahonas,
para salvar de la muerte
a la amada triste y sola.

domingo, 6 de mayo de 2012

Poemas de amor




Quería que le escribiera un poema de amor,
pero no quedaba tinta en el tintero,
entonces me recordó que yo no escribo con pluma.
Quería que le escribiera un poema de amor,
pero se le rompió la punta al lapicero,
entonces me avisó de que traería un cuchillo.
Quería que le escribiera un poema de amor,
pero el ordenador se había colgado,
entonces llegó ella con un sacapuntas.
Quería que le escribiera un poema de amor,
pero se acabó el papel,
entonces apareció con la sábana blanca del ajuar.
Quería que le escribiera un poema de amor,
salí corriendo y cuando apenas la veía,
grité: "¡Prefiero recitártelo!"

sábado, 5 de mayo de 2012

"Bilis", revisión de su tripa

Termino la revisión de la tripa de mi nueva novela, Bilis, que me ha enviado la editorial. Me causa un poco de pudor decirlo, pero he disfrutado mucho releyendo la segunda parte ("Galerías en la trastienda"). De la primera parte ("Ratas") me basta con la impresión que tuvo mi padre de las 100 primeras páginas (no le dio tiempo a leer más): nunca hasta entonces le había visto llorar, y no creo que fuera por la pena de ver a su hijo escribir tan mal (o quizás sí). Por tanto, ya tengo las críticas de dos lectores totalmente objetivos, yo mismo y mi padre. Es suficiente.

viernes, 27 de abril de 2012

El sueño lúbrico de un estudiante de bachillerato


Se me derramó una perífrasis
por la alcantarilla.
Un complemento predicativo
salió despedido por el desagüe,
mientras que una subordinada preguntaba por su función.
Las escuelas se mesaban los cabellos
presagiando un fin trágico
para los análisis sintácticos
y una maestra desnuda
gritaba por las calles anunciando
la hecatombe de las oraciones coordinadas.
Nadie sabía ya qué hacer con los diagramas,
nadie sabía ya cómo nombrar las bandejas bajo los sintagmas.
Todo se hundió con la depresión de los gramáticos,
ni siquiera servían las tisanas de ortografía
ni los emplastos de pragmática textual.
Se desvanecieron los predicados y arrastraron al limbo a los sujetos,
ni siquiera los académicos pudieron rescatar al complemento circunstancial.
Solo las conjunciones sobrevivieron, 
solo esos pequeños eslabones
que ya no unían a nadie.
Salieron de la página abrumados por la soledad,
desnudados por la ausencia de los grandes términos que los arropaban.
Cuando solo quedó la "y", abandonada a su suerte en medio del fondo blanco,
se oyó un estruendo de muchachos vitoreando la desgracia.

miércoles, 25 de abril de 2012

Torrente maldito XVIII

A punto estamos de terminar. El trabajo de la mayoría de los alumnos ha llegado a su fin. Solo queda el capítulo final, que lo escribirá mi hija cuando termine los exámenes, y el epílogo, que será labor del perenne Efraín Sevilla. Bueno, aquí dejo mi continuación y la de ALEJANDRO CLEVES.
 Mi fragmento:
  -Sigue, Clara –la animó su abuela ante una pausa que se hacía interminable-, lo estás haciendo muy bien, has conseguido captar la atención de tu madre y la mía. Ahora te falta lo más difícil: llevarnos hasta una sensación que nos penetre de tal manera que se nos erice el vello de los brazos. “Saqué fuerzas de nuevo y volví a lanzar el brazo. Recorrí con las yemas de mis dedos un cuerpo inmóvil, rígido, que ya no resoplaba en mi nuca. Parecía un muslo desnudo lo que estaba tocando. Oía mi corazón como si estuviera colocado sobre la almohada, cuando noté cómo me acariciaban con suavidad el dorso de mi mano intrépida…


El de ÁLEX:



Esperaron en el aeropuerto horas eternas, hasta que por fin embarcaron en un avión con destino a Texas, allí se harían pasar por unos campesinos paletos donde se dedicarían la vida a cazar y cultivar. Cuando llegaron y recogieron las maletas lo que  más les llamó la atención es que no había nadie. Salieron del aeropuerto, las calles estaban totalmente desiertas. No se oía ni un alma, los coches estaban aparcados en mitad de la calle, los comercios estaban totalmente desvalijados y en toda la ciudad de Houston se sentía una corriente fría de  muerte que hacía que los sentidos se distorsionaran. Anduvieron durante unos minutos y todo seguía igual, sin haber ni una sola señal de vida. Estaban desconcertados no sabían qué hacer. Pasaron a un hotel de una avenida principal para poder descansar pero nadie los recibió, cogieron unas llaves del mostrador  y subieron por las escaleras, allí había una persona que estaba tumbada y hacía un extraño balbuceo con la boca, de la que salía una especie de espuma de color amarillo.
Se fue arrastrando hacia ellos y sin pensarlo salieron corriendo hacia el exterior para pedir auxilio. Cuando giraron la esquina, encontraron un grupo de tanques con trincheras donde parece ser combatieron  con alguien. Ellos empezaron a preocuparse de la gran amenaza que tenían encima. Cogieron un coche que había en la cuneta y salieron de  la ciudad sin pensarlo ni un momento. Por la carretera encontraron a un grupo de personas con vestimenta  destrozada  algunos son sangre. Ellos pasaron muy despacio delante del grupo de personas pero se abalanzaron a las puestas del coche como si intentaran huir  de algo. Mikel  pregunto por qué les hacían esto a ellos, uno de las personas dijo que se fueran de allí inmediatamente  que se escondieran bien por que corrían mucho peligro, decía que una infección que se transmitía por vía de la sangre  contagiaba a la población haciendo a las personas que perdieran el conocimiento y al levantarse no fueran conscientes de las acciones que cometían, comportándose de una forma rabiosa. El hombre a demás nos recalcó que había escuchado que más del noventa porciento de la población estaba contagiada y que el foco de todo se originó en España en un edificio abandonado dándose el primer caso en un adolescente de unos diecisiete años y que la epidemia se había extendido por todo el mundo solo en un día y medio. A partir de ese momento las piezas del puzle empezaron a encajar, sabiendo que lo que le hacía que atacara a personas era ese virus que contrajo en ese edificio por aquella criatura. Lo que pasaba es que podía controlar sus acciones no intentando matar de esa forma tan despiadada. A partir de haber reflexionado sobre el problema, cogieron las mochilas de mano  y emprendieron camino hacia…CONTINUARÁ.

  


martes, 17 de abril de 2012

"EL GAMBITERO, 2012"


Acabamos de finalizar la maquetación del nuevo periódico del instituto con el que participamos en el concurso nacional "El País de los Estudiantes". Os dejo aquí la dirección web para que veáis el trabajo de este año, solo tenéis que copiar la dirección e ir a la provincia de Cuenca y luego al periódico de San Clemente:

http://estudiantes.elpais.com/EPE2012/Periodico/visitaperiodicos/default.aspx?prov=CU.

Hay que ser agradecidos y mencionar a las chicas del año pasado, que colaboraron en la entrevista de Monedero, en la de Savater y en un artículo de opinión, a las que ya son mozas viejas. Si nos llevamos algo, las invitaremos a una gaseosa o a un sifón. Los componentes del equipo de este año: Rocío, Mª Carmen, Paola, Mª José, Beatriz, Andrea Valladolid, Andrea Nieves, Irene, Itziar, Miguel, Luismi, Tamara, Susana, Alba, Elena, Pedro, Inés, Lorena y Victoria. Creo que no se me olvida nadie. Además, hay que mencionar a las mozas viejas: Natalia, Lourdes, Paula, Míriam, Laura, Arantxa, Jennifer, Paloma, Patricia y Leticia, insignes colaboradoras y pobres universitarias que a saber qué andaran haciendo por las capitales de España. Os propongo una cena conjunta para celebrar la nueva publicación. Yo os daré la fecha próximamente.¡ENHORABUENA!

miércoles, 11 de abril de 2012

Torrente maldito (XVII)


Penúltima entrega de Torrente Maldito. La historia llega a su final y será el último alumno al que le tocará concluirla. Es cierto que se han dado bandazos a un lado y a otro, pero ahí reside la gracia, a veces, de un relato común. Os dejo mi entrega y la de ISMAEL LASERNA.

La mía:

“Para empezar, abuela, quiero que sepas que esta es una historia verdadera y aunque no se la he contado a nadie, ni siquiera a Germaine (llamaba a su madre así habitualmente), no es la que tenía preparada para inaugurar mi participación en la mesa camilla de las historias sangrientas”. Germaine miró preocupada a su hija. Su obsesión por las historias de la abuela nunca le había gustado y le preocupaba que sus 16 años no supieran asimilarlas con la digestión de la madurez. “En estos últimos días he experimentado experiencias horribles, dignas de ser recogidas en tu memoria de horrores, abuela”. Germaine pensó que iba a contar su historia de desamor con Marcelo, de la que ella estaba bien enterada. “Anoche mismo, sufrí algo que seguro que no vais a creer. Cuando me acosté, parecía que había alguien en la habitación, alguien que respiraba con dificultad. Me asusté mucho, tanto que ni siquiera pude llamarte, Germaine. Noté su presencia acostado junto a mí, un estertor jadeante que oía tras mi nuca me paralizó casi completamente. Solo pude tantear con el brazo lo que había tras de mí. No tenía valor para darme la vuelta, ni siquiera creo que hubiera podido moverme, se me paralizó todo el cuerpo”. Germaine pensó que Clara estaba relatando una pesadilla. A menudo, cuando su hija era más pequeña, tenía que acudir a los gritos desesperados que la despertaban y la calmaba del asedio de los malos sueños. “Recorrí con la mano el lado vacío de mi cama. Las sábanas estaban frías. Alargué un poco más el brazo y palpé un bulto helado. Levanté rápidamente la mano y comencé a temblar como nunca lo había hecho. El sudor abría los poros de mi cuerpo a pesar del vaho gélido que despedía mi aliento”. CONTINUARÁ

La de ISMAEL:

Estaba desesperada, no sabía qué hacer. Ante sí se hallaba una puerta con dos enormes cerraduras, imposible tirarla a golpes. Empezó a pensar cómo poder rescatar a su amigo. En un momento de lucidez, pensó que sería imposible recuperar la llave, así que empezó a idear otra forma de rescate. Salió de la habitación en busca de algo que le ayudara a abrir la puerta. De pronto, su mente se iluminó en el fondo de la habitación, descubrió un hierro de grandes dimensiones que podía servir de palanca. Rápidamente la cogió y se dirigió corriendo hacia la puerta. Con el hierro en la mano y no sin grandes esfuerzos, empezó a forzar la puerta como pudo, hasta que la rompió y pudo acceder dentro de la habitación. Todo estaba oscuro, sombrío y con aire enrarecido, con olor a humedad. Dirigió la vista a todos los rincones de la habitación: al fondo, en la oscuridad, pudo distinguir una mesa, en la cual reposaba su amigo. Desesperada e inquieta fue corriendo hacia él, lo llamó, "¡Mikel, Mikel!" Él, exhausto, apenas pudo dirigirle la mirada, estaba pálido y con un color mucho más blanco de lo que en él era normal. Débil, exageradamente, tenía sed. Ella le miró y comprendió lo que sentía, pues ella había sentido muchas veces esa sed tan terrible, tenía que sacarlo de allí, y alimentarlo con la sangre de otras criaturas para que pudiera recuperar su fuerza. Ahora no podía volver a pensar en más cosas, era lo principal. Luego tenía que marcharse de Benidorm, demasiada gente sospechaba ya que ellos eran extraños. Debía irse a otro sitio, a cambiar de vida, de identidad y alimentarse de animales para así calmar su sed, sin levantar sospechas y llevar una vida normal dentro de lo posible. Debía hacerlo por sus hijas. Como pudo cargó con él. Apoyado sobre ella, le flaqueaban las fuerzas. Él apenas podía moverse y estaba tan débil que no podía hablar, recordó que en su nevera tenía reservas de sangre. Debían ir a su casa. Poco a poco sacó fuerzas para sacarlo de allí, cuando abandonaban la casa oyó voces que venían de la puerta de atrás, venían a por Mikel para encerrarlo en la cárcel como sospechoso de las muertes que habían ocurrido, o mucho peor, venían a matarlo. Como pudo, y a duras penas, lo metió en su coche. Rápidamente salieron de allí. Por el retrovisor del coche pudo ver a varios hombres, ella no se detuvo. Transcurrió media hora de viaje, llegó a su casa, dejó a Mikel en el coche y subió rápidamente a por una de las bolsas de sangre. Suministró la sangre a Mikel. A la media hora, él recuperó su voz y el tono de sus mejillas. Ella le contó sus planes, los estaban buscando y querían matarlos o meterlos en la cárcel, donde les esperaba una muerte segura. Él estuvo de acuerdo, esperarían la noche para que recuperara sus fuerzas, se esconderían y en cuanto pudieran se acercarían al aeropuerto más cercano donde tomarían un avión hacia una ciudad más segura... CONTINUARÁ.

martes, 10 de abril de 2012

A veces los poemas no son poemas



A veces salen malos poemas
(casi siempre),
y el sentido de lo que dices,
se convierte en el mentido de lo que rices.

No es preocupante,
todos somos humanos,
y pocos son los elegidos.
Lo que debería martirizarnos
es el porqué de nuestras palabras torcidas,
para qué emplear renglones
en decir lo que no queremos decir,
en dejar sentado lo que no pensamos,
en plasmar para siempre sandeces
que no expresan nuestro pensamiento,
ni pensamiento alguno,
porque pocos son capaces de pensar por sí mismos.

A veces los poemas no son poemas,
(casi siempre)
y este no es una excepción.

viernes, 6 de abril de 2012

Retruena el aldabón


¡Toc, toc!,
retruena el aldabón
bajo las andas del paso,
un mugido de sudor
aprieta los hombros bravos.
No pienses en el valor
de los símbolos de barro,
no dudes de tu dolor,
déjate llevar en brazos.

¡Toc, toc, toc!,
retruena el aldabón.
Sigue el fluir de la lava,
no te yergas, ni te enfríes,
no rechistes, solo muge,
desde el oscuro costal.
Goza de tu sufrimiento,
no luches, no digas nada.

¡Toc,toc,toc,toc!,
retruena el aldabón,
las sombras arrastran tus pies
sobre el alquitrán quemado,
muge, muge y muge,
observa tus zapatillas
y no des un mal paso,
tensa el hombro sobre el palo
y olvídate de tu cabeza.
El silencio se hace duro,
contén la tentación
de alejar el buey que llevas
en la cofradía de tus venas.

¡Toc,toc,toc,toc,toc!,
retruena el aldabón,
no quieras ser como nadie,
sigue el rastro de sus pasos,
sigue el mugido de sus sudores,
sigue partiéndote la espalda
junto con todas las espaldas.
No preguntes, no renuncies,
no estudies, no indagues,
no saquees el costal de los dolores,
no derribes los iconos de madera,
no ames, solo llora y sufre,
y muge y muge y muge.

"¡Ay, es lo más grande del mundo!,
¡ay, que me eriza los cabellos!,
¡no hay otra como ella!,
¡todo se lo merece!,
¡líbranos de los pecados!,
¡y yo quiero también un Iphone!,
sálvanos del mal, amén".

¡Toc,toc,toc,toc,toc,toc!
retruena el aldabón
en el aire de las Españas.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Poesía ya no eres tú..., ni ninguna otra


Y la llaman poesía,
y la llamo poesía,
mancillando su nombre,
arrastrándola por el cieno del ripio
y del pensamiento banal,
ensuciándola con aluvión de tópicos cansados.
Y la llaman poesía,
y la llamo poesía
a esas palabras sin tuétano ni esencia
que se labran en los más baldíos eriales
de la vulgaridad.
Y la llaman poesía,
y la llamo poesía,
a cuatro palabras enlazadas
con la cuerda de la pasión
más desapasionada.
Y la llaman poesía,
y la llamo poesía,
por utilizar dos recursos retóricos
que le dan tono al verso
y campanillas a los acentos.
Y les llamo deslenguados, soplapoyas y embaucadores,
y me llamo deslenguado, soplapoyas y embaucador,
por faltar a la verdad,
y por usar el nombre de la poesía en vano.

jueves, 15 de marzo de 2012

TORRENTE MALDITO XVI

El cuento llega a su final, solo quedan tres entregas. Aquí os dejo la de ELENA ROMERO y la mía. En cuanto terminemos, intentaré hacer una copia para cada uno. Ahí van:

La mía:

En el aeropuerto de Bristol, un viento húmedo y violento contraía los gestos de los que trabajaban a pie de pista. Lena recibió a Germaine y a Carla con la frialdad acostumbrada. El porte adusto de la vieja sobrecogía a su nieta como si fuera un ama de llaves recién salida de una película en blanco y negro. Sentía hacia ella un cariño extraño, como si ya estuviera muerta y su figura fuera la de una imagen vista en la pantalla de cine. Su frialdad no les extrañó en absoluto. Ella solía emitir una humanidad mínima a la que madre e hija estaban acostumbradas. Apresó la maleta de Carla, con sus manos de estibador y la miró desde la distancia inmensa de sus 1,90 metros de altura para espetarle un “estás muy delgada”. Subieron al Rover desvencijado de la abuela, en el que su envergadura se erguía con dificultad. Atravesaron el puente de Clifton y cruzaron diez frases breves con las que resumieron los dos meses sin verse. Posiblemente fuera ese seco comportamiento el que servía a Lena para realzar su comportamiento íntimo con su nieta cuando se acercaba la noche. Después de cenar, se apostaban tras las faldas de una mesa camilla tan antigua como su dueña y esperaban a que la abuela les contara una de aquellas historias sangrientas que relataba con el sello del suceso real. Lena mordía las palabras con delectación y las envolvía en terciopelo hasta dotarlas de un ronroneo grave que encantaba los oídos de su incondicional auditorio. Se sacó de la memoria la historia del sacamantecas de Portishead. Aquel relato le sonaba a Carla de su lejana infancia y le gustaba escuchar de nuevo las peripecias terroríficas de un asesino sin escrúpulos que se dedicaba a abrir el vientre de sus jóvenes víctimas para elaborar con las vísceras platos de alta cocina. Más de una vez, Germaine recriminó a su madre para que no contara aquellas cosas ante su hija, pero le respondía con una mirada de desconsideración que no admitía réplica. Cuando hubo terminado, Carla quiso, por primera vez, contar su propia historia.

La de ELENA ROMERO:

Dejaría a los niños con una prima suya que vivía cerca de su casa, ya la había llamado y ésta estaba de acuerdo en quedarse con los niños durante algunos días, así que llevó a los niños con su prima y después volvió a Benidorm para salvar a Mikel. Pero, ¿dónde buscarlo?. Fue a la casa donde Mikel vivía y allí no había nadie, empezó a buscar por toda la casa algo que le dijera a dónde se lo podrían haber llevado, entró al salón, todo estaba destrozado, mesas y sillas rotas, cojines y cuadros en el suelo, pero algo le llamó la atención, era una tarjeta con un número y una dirección, probablemente allí se habrían llevado a Mikel para interrogarle y retenerlo hasta encontrar las suficientes pruebas de que él había cometido esos asesinatos y así poder llevarlo a la cárcel… Fue hasta allí, se trataba de una gran casa de varias plantas, blanca y con grandes ventanas, una de ellas estaba abierta y a través de ella Carla accedió al interior de una de las habitaciones, empezó a buscar a Mikel, pero no lo encontraba, buscó por toda la casa y finalmente encontró una puerta en la que había varias cerraduras, pensó que seguramente Mikel estaría allí, pero ¿cómo abriría aquella puerta?

domingo, 11 de marzo de 2012

Instrucciones para componer un poema clásico


Ayer no conseguí ajustar la medida de los versos,
ni atrapar la rima, ni ensartar las sílabas precisas.
Si, como Goethe, hubiera podido tamborilear con las yemas de los dedos
sobre la espalda de una mujer desnuda,
seguro que se hubieran acoplado todos los ritmos,
se habrían dibujado precisos los dáctilos y los troqueos,
sin esfuerzo.
Pero ayer no, no podía...

Sobre el poema he vuelto
y hoy sí, la justa medida
se aparta del verso suelto.
Por favor, que nadie pida
la razón de mis enredos,
ni dónde he puesto los dedos.

sábado, 3 de marzo de 2012

Calamidades de un escritor sin lectores o el tocador de una puta de lujo (I)

Cuando uno se embarca en la edición de una nueva novela, después de firmar el contrato con la editorial, comienza el proceso de revisión del texto. Todo esta puesta en escena (que ya hice con Criaturas del Piripao), me lleva a contemplarme como una puta primeriza que se prepara para su primer día en la calle o en el puticlub o en el hotel de lujo correspondiente. Como ella, yo también elegiré la falda más corta y me pintaré los labios y los ojos con exageración; elevaré mis pechos con el sujetador más pequeño y los dejaré salir por encima de un escote escandaloso; me incendiaré el cabello con los tintes más llamativos; me colocaré las medias de rejilla con el dibujo más extravagante; me colocaré unas ligas bajas que inciten a la lujuria; me depilaré el pubis con esmero, para evitar suciedades innecesarias y perfumaré mis bajos para que sean apetecibles. Como escritor de pequeña editorial, me gusta sentirme puta de lujo (es un consuelo). Los pocos clientes los elige la calidad literaria de mi prosa y no hay más porque no esta hecha la miel para la boca del asno (qué buen argumento para el escritor maldito).
Mi segunda novela ya tiene título, Bilis, dentro de dos meses (más o menos) se lanzará a la calle. Se venderá a pocos clientes (pero elegidos) y volverá deprimida a la sórdida habitación de la que salió para reparar los desmanes de sus pervertidos lectores.