sábado, 6 de enero de 2018

Farsa y salvas del rey Campechano: "El monarca y la eslava" (retablo valleinclanesco)


CUADRO PRIMERO
“EL MONARCA Y LA ESLAVA”
Ecos de erotismo aéreo
(A la manera de Valle)


En el jet privado de Iberia, una noruega de escarnio [bíceps de mancuerna, blonda y resuelta] se calza los zapatos de tacón junto al soberano de las Españas. Mete la mano el monarca en la trasera del pantalón crujiente de la ninfa eslava.

El monarca hurga y husmea,
con trompa de oso hormiguero
baja su hocico y babea,
el dedo enreda en el cuero,
sube el canal de la nalga
arrastra torpe la uña,
se finge ofendido y habla,
gangoso, mete la cuña:

-MONARCA: Niña, ¿no llevas el tanga?
-LA ESLAVA: Se perrdió en la rrefrriega.
-MONARCA: ¡Quiá!, lo llevo en la manga.

El soberano se estrangula a sí mismo en el intento de sacarse la guerrera, suenan los medallones chocando contra el cristal de la ventana. Enseña por fin la braga y la entrega a la ninfa con mano sudada y cara de escualo.

LA ESLAVA: ¿Sabéis que casi me llega?
MONARCA: Debe de ser la cadera,
es de platino del bueno,
eso dijo la enfermera.
LA ESLAVA: Si es de orro me entrra de lleno,
solo le falta el metal
en lo blando de su verrga
y medio kilo de zotal,
parra rrociarr el esperrma
de Su Excelencia…
MONARCA: ¿Y para qué tanta purga?
LA ESLAVA: Ya sabe su señoría,
cuando está hurrga que te hurrga
su bicho en la porfía…
MONARCA: No te entiendo, rica mía.
LA ESLAVA: ¡Que salen los hijos lelos!
MONARCA: No lo dirás por mi tía,
ni tampoco por mi abuelo.

Llegan las azafatas, bandeja de plata con riego de güisqui escocés y pipermint de garrafa.

MONARCA: Deja que me beba esto
y verás que no hacen falta
metales “pa” echar el resto
y aunque me vengas muy alta
te espoleo…

Tintinea el hielo en la copa real de pipermín de garrafa y tiñe de tabaco el vaso el escocés de la ninfa. 

LA ESLAVA: Brravo es mi rrey de palabrra.

Le palpa el buche con el pipermín en bochinche y una lágrima verde le recorre la barbilla.

MONARCA: De palabra y de cintura.

Se levanta el soberano con chirrido de metales y bamboleo de tentetieso.

MONARCA: Echa a estos que te abra.

Se corre un telón en mitad del avión y desaparecen tras él las dos azafatas y el secretario.

ESLAVA: No sé yo si a esta altura
su excelencia tendrá empuje.
La presión es enemiga
de todo lo que os cruje
como el viento de la espiga.

En el pasillo, el soberano piruetea, los pantalones por las corvas y los calzoncillos lacios. Cae de bruces sobre el suelo y gime como un infante. La ninfa lo recoge y le besa la nariz de berenjena, que le sangra. Le tiñe de azul los labios de mentecato.

LA ESLAVA: No llorre mi buen monarrca,
la niña de las Norruegas
le darrá frriegas de marrca
y un besito en las talegas.

La ninfa cura su herida y besa el calzoncillo blanco del monarca, que trina metálico como maraca de acero. El telón se abre y las azafatas y el secretario asisten conmovidos a la escena de un rey en pañales que gime desnarigado con labios en sus genitales.

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