lunes, 1 de agosto de 2016

Aventuras paralelas: Pokemon versus la Virgen


Él era un chico normal de 15 años, con sus granos, sus calentones, su enganche por el móvil, sus erecciones mañaneras y su pavo de medio tono.
Ella era una mujer madura normal, con su sofocones, sus broncas con el marido, sus achaques de medio siglo y sus pérdidas de orina.
Él era un empedernido de los videojuegos. Se pasaba horas y horas dándole caña a los amigos virtuales a través del ordenador.
Ella era una devota de la tradición. Le gustaba arreglarse los domingos para ir a misa y visitar la iglesia con sus amigas en las fiestas señaladas.
Él descubrió un nuevo reto en internet. En pocos días, su marca favorita de videojuegos sacaría un bombazo. No dormía esperando el estreno.
Ella se desvivía cuando se aproximaba el día de la patrona. Le habían cambiado el manto a la virgen. Soñaba con la romería y los preparativos.
Cuando salió el "Pokemon Go", él fue el primero de sus amigos en salir a cazar esas imágenes virtuales que representaban a los personajes que había adorado en su infancia.
El día de la romería, ella, pese a sus amagos de artrosis, fue la primera en salir hacia la ermita y calzarse los ocho kilómetros que la separaban de la imagen que había adorado desde su infancia.
Él tenía 15 años. Se recorrió todo el pueblo con el móvil en la mano y no descansó hasta que capturó a todos los pokemon, hasta que se hizo con el poder en los gimnasios y ganó en todas las "quedadas".
Ella pasaba de la cincuentena. Recorrió los 16 kilómetros (ida y vuelta). Lloró ante la imagen que adoraba, gritó con euforia su nombre y se rompió una uña por tocar durante un rato las andas.
Él tenía 15 años. Se vio arrastrado por la fiebre de un juego inventado por las multinacionales para atrapar adolescentes adocenados. Pero él sabía que las imágenes que perseguía eran virtuales, que no era más que un juego. Él tenía 15 años. Su espíritu gregario estaba a flor de piel.
Ella pasaba la cincuentena. Se vio arrastrada por el peso de la tradición, por la imagen de la patrona inventada por una multinacional para atrapar maduros adocenados. Ella creía de veras en la realidad de la imagen, su patrona no era ningún juego. Ella tenía más de 50 años. Su espíritu gregario estaba a flor de piel.

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