martes, 5 de mayo de 2015

Estampas III



Cuando el cura le dijo que debía leer más, que no sabía lo que decía, comenzó a devorar todos los libros que cayeron en sus manos. Se aficionó a la literatura por despecho, por reacción contra el que lo había humillado públicamente. Él no habría elegido Religión como materia optativa, pero el profesor de Ética lo ponía muy difícil y hubiera sido incapaz de soportar en silencio su cara de chivo muerto durante dos horas a la semana.Con 15 años, la elección era sencilla: el cura no exigía nada y los amigos se lo habían recomendado porque era un hombre muy afable, nunca lo habían visto tirar de las orejas a ningún alumno. Sin embargo, en la segunda clase, ya se había arrepentido de la elección. No pudo callarse. "No debéis atentar contra las leyes de Dios, el Señor os ama y os premiará con la vida eterna si no os tocáis". "¿Y si lo hacemos qué nos pasará?". "Sufriréis los castigos que se reservan a los sucios de corazón, esos granos que tienes en la cara son un aviso del Señor". Lo dijo delante de las dos chicas que más le gustaban y a él le pareció que se reían de él, que se burlaban de sus vicios y que se mofaban de su aspecto. "Pues usted debe hacerlo a menudo porque esa barriga no se consigue por tirar piedras al río". El cura se aproximó a él con la ira contenida. Todos creían que iba a perder su talante, pero no. "Debes leer más, hijo mío. Cuando se debate sobre asuntos del alma uno debe estar más informado". Le habría sabido mejor que le soltara una colleja o que le tirara de los pelos del cogote o que lo echara de clase. Aquellas palabras se le fijaron en la memoria para siempre, sobre todo en cuanto vio a las dos chicas reírse de él sin ninguna piedad.Se fue del aula y no volvió a pisar la clase de Religión, sin embargo, recordaría a ese cura durante toda su vida. Fue el único alumno que suspendió la asignatura en muchos años.
El día que escribió su segundo tratado sobre el disfrute de la masturbación apoyándose en los más ilustres sabios griegos y latinos, se acordó de aquel cura y le dio gracias por impulsar su carrera y su placer.  

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