martes, 8 de abril de 2014

"Sinceridad con sangre" del poemario "Los placeres y otros fluidos"


Me limpié el arma en la palma de la mano,
salí del tugurio
y no miré atrás.
Lo deseaba hacía tiempo,
aunque me veía incapaz de hacerlo.
La sangre corría por las patas de la mesa,
pegada a la madera
como si no quisiera despegarse de ella.
En la mano la misma sangre,
unos grumos oscuros
que desparecieron al cerrar el puño
(rezuma entre los dedos
como manteca estrujada).
Siempre creí que no podría
siempre seguro de mi cobardía,
pero el valor surge del miedo
y destruye los más sólidos silencios.
Siempre creí que la voluntad
nunca se sometería a los sueños,
a los deseos,
sin embargo, ahí estaba
tendida sobre la mesa,
en obscena exhibición
de vísceras y músculos abiertos.
Nunca pensé en ese momento,
nunca creí que pudiera decir la verdad
con tanto desparpajo
y nunca imaginé
que su vientre fuera a abrirse de par en par
nada más manejar la lengua
como un cuchillo de voces
que destaza con la violencia
de un insulto 
largo tiempo escondido entre los dientes.

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